El secreto del Cristiano
Entendiendo la vida llena del Espíritu Santo
¿Alguna vez te has preguntado porque tantos cristianos no actúan como tales? ¿Acaso vivir la vida cristiana es una “misión imposible”? Déjame decirte un secreto: Sí es imposible… por nosotros mismos. Tratar de vivir la vida cristiana en nuestras propias fuerzas es como un barco en tierra seca…¡simplemente no funciona! Para que el barco se mueva en cualquier dirección, necesita estar en el agua. De igual modo, para disfrutar la vida cristiana uno necesita aprender a descansar en Dios. Pablo sabía esto: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
El secreto del cristiano para lograr una vida consistente, es que Cristo viva su vida a través de nosotros: “He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mi. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mi” (Gálatas 2:20).
Fue durante la última noche de Cristo con sus discípulos que les dijo que Él los iba a dejar, pero que no deberían sentirse solos: “Pero les digo la verdad: es mejor para ustedes que yo me vaya. Porque si no me voy, el Consolador no vendrá para estar con ustedes; pero si me voy, yo se lo enviaré” (Juan 16:7).
Se te ha dado alguien que te capacita para vivir la vida cristiana con valentía – El Espíritu Santo. No es solo una guía en el módulo de información del camino celestial: es el Espíritu de Cristo – vino a vivir en ti.
¿Quién es el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo es Dios, como lo son el Hijo y el Padre. Gran parte de la confusión con respecto al Espíritu Santo, ocurre cuando la gente no entiende que es una persona. El tiene su propia personalidad. Es una persona divina con una voluntad propia y emociones.
El Espíritu Santo posee todos los atributos que tienen el Padre y el Hijo. El es omnipotente (todo lo puede), omnisciente (todo lo sabe), inmutable (que no cambia) y eterno (es para siempre). El es la tercera persona de la Trinidad divina.
¿Para que vino el Espíritu Santo?
El espíritu Santo es la parte principal de nuestra vida cristiana. Veamos algunos de sus roles y el porqué él es tan importante.
El Espíritu Santo te convence de pecado y de tu necesidad de Cristo (Juan 16:8-11). La Biblia explica que sin la ayuda del Espíritu Santo, la gente cree que el cristianismo es una locura (1 Corintios 1:18). Las personas que están a tu alrededor creen que es una locura que te hayas comprometido así con Cristo. Tú no lo ves de esa forma porque el Espíritu Santo te ha revelado lo maravilloso de la vida en Cristo.
El Espíritu Santo te dio una nueva vida. “Lo que es nacido de la carne, es carne” dijo Jesús. Le toca al Espíritu Santo proveer el nacimiento espiritual (Juan 3:6). Y es a través de ese Espíritu que el amor de Dios fue derramado en tu corazón (Romanos 5:5). El Espíritu Santo también provee una evidencia mas profunda (una seguridad) de que Cristo está en tu vida (Romanos 8:16).
El Espíritu Santo es un maestro y entrenador. Te dirige a la verdad de la Palabra de Dios. El te alumbra cuando lees la Biblia para que puedas entenderla y aplicar su verdad (Juan 16:13,14). El te da poder y efectividad espiritual para que testifiques (Hechos 1:8). El intercede por ti ante el Padre cuando sientes que no sabes qué o como pedir (Romanos 8:26,27).
El Espíritu Santo fue enviado por Jesucristo para capacitarte para vivir la vida Cristiana. Como escribió Pablo: “…El Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes” (Romanos 8:11). Es posible vivir la vida Cristiana solo con el poder del Espíritu Santo.
Podrías estar pensando ¡Vaya, necesito al Espíritu Santo en mi vida! Si has aceptado a Cristo en tu vida, ya lo tienes. Si tienes al Espíritu de Dios viviendo en ti, eres controlado por tu nueva naturaleza (Romanos 8:9). El Espíritu Santo vive en ti, pero talvez no estás rindiendo tu vida en sus manos para que te guíe. Podría se un “residente”, pero sin ser el “presidente”. Pablo hizo una distinción entre dos tipos de cristianos: el cristiano espiritual y el cristiano carnal.
1. El cristiano espiritual. “El que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie…” (1 Corintios 2:15).
La persona espiritual es aquella que ha recibido a Cristo en su corazón y vive una vida centrada en Cristo. No es que no tenga pecado, él enfrenta problemas y tentaciones todos los días, como cualquier otra persona. Pero como un estilo de vida, confía en Cristo en cada detalle y problema que se le presenta. Su deseo más grande es complacer a Cristo, y no depende de la aprobación de otros.
2. El cristiano carnal. “Así que yo, hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Les di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podían recibirlo. En verdad, ni aún ahora pueden, porque todavía son carnales. Pues habiendo celos y discusiones entre ustedes, no son carnales y andan como hombres del mundo?” (1 Corintios 3:1-3).
El cristiano carnal es un cristiano (ha recibido a Cristo en su corazón en algún momento), pero su vida está orientada hacia sus propios deseos y necesidades. Puede que muestre alguna evidencia de ser cristiano, pero el trabajo del Espíritu Santo está “reprimido” ya sea por una desobediencia consciente, o por ignorancia del ministerio del Espíritu Santo.
¿Qué es lo que distingue al cristiano carnal del cristiano espiritual? No es que al cristiano carnal le falte una parte de Cristo o el Espíritu Santo – el posee los mismos recursos espirituales que el cristiano espiritual. Pero el hombre espiritual depende del poder de Cristo para vivir la vida cristiana, mientras que el hombre carnal depende de su propio poder. Tratar de vivir la vida Cristiana en tus propias fuerzas es inútil, tan inútil como tratar de recorrer una ciudad empujando tu auto.
Cómo ser dirigido por el Espíritu
La Biblia habla de ser “dirigido” por el Espíritu. Eso implica que obedezcamos lo que dice: el nos dirige, nosotros lo seguimos. Tan simple como eso. Pero por lo regular no nos gusta que nadie nos diga que hacer – ¡incluso si es Dios! La llenura del Espíritu Santo significa permitirle al Espíritu de Dios y a la Palabra de Dios que nos digan qué hacer.
Todos los días podemos elegir: ¿vamos a dejar que el Espíritu Santo nos dirija, o nos vamos a dejar controlar por algo mas? ¿le vamos a tener miedo al futuro? o ¿nuestro deseo de tener lo que queremos, va a ser mas importante que obedecer a Cristo? Cuando el Espíritu Santo te llena, el controla tus pensamientos y tus acciones. No puedes ser lleno de odio, miedo o preocupación si estás lleno del Espíritu Santo. No hay espacio.
“Así pues, no sean necios, sino entiendan cual es la voluntad del Señor. Y no se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución, sino sean llenos del Espíritu” (Efesios 5:17). A diferencia del alcohol, los cambios que produce el Espíritu Santo no son artificiales. No se pasan con el tiempo. La Biblia llama a estos cambios duraderos, “el fruto” que produce una vida centrada en Cristo: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas” (Gálatas 5:22,23).
¿Cómo puedo ser lleno del Espíritu Santo?
Nosotros elegimos ser controlados por el Espíritu santo. Es algo voluntario, pero no es por ósmosis. La gente no se emborracha solo con sostener botellas abiertas de cerveza o por trabajar en una tienda de licores. Es hasta después de tomarse el vino que empiezan a ver borroso y confundir las ideas. Como cristiano, puedes estar rodeado de Biblias y de otros cristianos sin ser lleno del Espíritu Santo. O puedes estar solo, pero lleno del Espíritu.
Puedes expresar tu deseo de ser controlado por el Espíritu Santo a través de la oración. Aquí hay una oración que me ha sido de ayuda en diferentes ocasiones:
“Amado Padre, te necesito. Reconozco que he estado dirigiendo mi vida por mi mismo, y como resultado, he pecado contra ti. Te agradezco por haber perdonado mis pecados a través de la muerte de Cristo en la cruz. Ahora, invito a Cristo para que nuevamente tome su lugar en el trono de mi vida. Lléname del Espíritu Santo conforme a tu mandato. Y como tu Palabra dice que lo harías si te lo pido con fe. Te pido esto en el nombre de Jesús. Para expresarte mi fe, te agradezco por dirigir mi vida y llenarme del Espíritu Santo.”1
Si hiciste esta oración, deseando el control del Espíritu Santo, entonces Él te llena ahora – aún si no sientes nada. ¿Recuerdas cuando recibiste a Cristo en tu corazón? Talvez tuviste una experiencia muy emocionante, o talvez fuiste como yo – que no sentí nada fuera de lo normal cuando acepté a Cristo. Sé que Cristo entró en mi vida no por algún sentimiento, sino porque la Palabra de Dios es verdadera. Es igual con la llenura del Espíritu Santo.
Algunas personas confunden la llenura del Espíritu Santo con una experiencia religiosa mística. No es místico. Es una decisión de fe: una respuesta a lo que Dios dice en su Palabra. Ser lleno del Espíritu Santo no depende de las emociones que sientas, sino de la Biblia que creas.
Tres preguntas
El ministerio del Espíritu Santo es vital en nuestra vida Cristiana. Podría haber varias preguntas que siguen sin contestar en nuestra mente.
1. ¿Por qué la mayoría de los cristianos no son llenos del Espíritu Santo?
Esa era la principal pregunta de Mike un día que almorzamos juntos. ¿Cuál es la razón de que la mayoría de los cristianos no sean llenos del Espíritu santo?
En una palabra: pecado. Escogemos desobedecer a Dios. Esto podría tomar la forma de orgullo: porque queremos las cosas a nuestro modo. No le damos a Dios el control de nuestras finanzas: hemos trabajado mucho para ganar nuestro dinero y ¡es nuestro! No le damos a Dios el control de nuestras relaciones: ¿Porqué perdonar a esa persona si ella tuvo la culpa? No le damos a Dios el control de nuestra moralidad: no es asunto de nadie más que nuestro – ni siquiera de Dios. Eso es orgullo. La escritura dice: “El (Dios) se burla de los burlones, pero da gracia a los humildes” (Proverbios 3:34).
El pecado puede tomar otra forma: miedo. Proverbios asegura: “temer a los hombres resulta una trampa…” (Proverbios 29:25). ¿Hay algo que Dios quiere que hagas, pero que no has hecho por temor de lo que la gente piense? Sé que es fácil para mi pensar: no puedo hacer eso. Me voy a ver como tonto si lo hago. No creo que Dios en verdad quiera que lo haga. Pero a menudo ¡sí quiere que lo hagas!
La última mitad de ese versículo de Proverbios dice: “…pero el que confía en el Señor sale bien librado.” Es fácil preferir la aprobación de la gente a la aprobación de Dios, pero ¿No es agradar a Dios lo que realmente queremos? Nuestras vidas serán diferentes de las de las demás personas, pero vale la pena.
2. ¿Puedo ser lleno del Espíritu Santo y aún luchar con el pecado?
Creo que depende de lo que quieras decir con “luchar con el pecado”. Si estás constantemente cediendo al pecado, entonces no es posible que el Espíritu Santo esté controlando o llenando tu vida. Pero si te refieres a “¿Voy a cometer pecado aún después de aprender acerca de la llenura del Espíritu Santo?” – la respuesta es un rotundo SI.
Es posible que peques y confieses tu pecado varias veces durante el día. Eso no es debilidad espiritual; es evidencia de que estás viviendo y respirando espiritualmente. Reconocer el pecado y tratar con él, es lo que se ha descrito como la “respiración espiritual”.
La respiración espiritual involucra “exhalar” – admitir tu pecado ante Dios en cuanto te des cuenta. Reconocer que has pecado y que usurpaste el lugar de Dios como el jefe de tu vida. Al “exhalar”, estás removiendo lo impuro, y estás suplicando el perdón que ya es tuyo debido a la muerte de Cristo en la cruz.
La respiración espiritual también incluye “inhalar” – pedirle a Dios que te llene nuevamente con su Espíritu Santo, y que tome nuevamente el control de tu vida. Recuerda que Él no te abandona cuando pecas. Pero has ignorado su liderazgo, y ahora estás siguiendo sus instrucciones de nuevo. Estás aprendiendo a confiar en El, lo cual toma tiempo. No te sientas desanimado cuando caigas en pecado: ¡aprende a levantarte!
La menor de nuestros tres hijos, aprendió a caminar el año pasado. Le tomó un buen rato. No despertó el día que cumplió un año, se saltó los barrotes de su cuna, y se integró a la clase de aerobics para niños. Sus primeros pasos fueron indecisos y temblorosos. Se calló en charcos de lodo, mesitas de café y botes de ropa sucia. Pero nunca se rindió. Con el tiempo, sus pasos se volvieron más seguros y firmes. Todavía se cae a veces (¡hasta sus papás!), pero se vuelve a levantar.
Nunca vamos a ser inmunes al pecado; la completa libertad del pecado la tendremos hasta el cielo. Conforme crecemos y conocemos mejor a Dios, vamos a aprender a ver nuestra vida desde su perspectiva, y en algunas áreas, el pecado disminuirá. También vamos a aprender a tratar con la tentación. Pero aún así, va a haber ocasiones en que pequemos, entonces, necesitamos respirar espiritualmente, no importa si acabamos de conocer a Cristo o tenemos 70 años con Él.
3. ¿Porqué mi vida no ha cambiado mucho todavía?
¿Se te ha ocurrido pensar que tu nivel de crecimiento espiritual puede estar exactamente donde Dios quiere que esté? Hemos visto dos tipos de cristianos, el carnal y el espiritual. Pero hay una tercera categoría de cristianos: el Nuevo cristiano. ¿Recuerdas lo que Pablo les dijo a los Corintios? “hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales – como a niños en Cristo”.
Varios años atrás, Pablo había guiado a muchos de esos Corintios a Cristo. En ese tiempo no esperaba que fueran maduros, cristianos espirituales. Pero en lugar de seguir el patrón de crecimiento espiritual hacia la madurez cristiana, los creyentes de Corinto se volvieron carnales. Si apenas tienes unos cuantos meses de creyente, aún eres un “bebé” cristiano – no un cristiano carnal, simplemente aún eres joven en la fe.
Cada año en el mes de Septiembre, nuestra familia iba a los huertos de Stover en Tres Ríos, Michigan. Sabíamos que íbamos a ser recibidos por filas de árboles de manzanas casi casi etiquetadas. Llenábamos canastas de manzanas de las mejores marcas.
Por la parte trasera del huerto, había unas filas de árboles que no estaban llenos de manzanas. De hecho, no tenían ninguna. Pero no estaban muertos; simplemente aún estaban jóvenes. Algunos ni siquiera medían metro y medio de alto. Mientras los árboles más viejos habían madurado y estaban cargados de manzanas, los árboles mas jóvenes aún estaban en crecimiento.
Si estás obedeciendo a Cristo hoy y confiando en su poder para cambiarte, entonces estás exactamente donde Dios quiere que estés. No te preocupes por el fruto que sientes que te falta. Nunca vi a ninguno de esos árboles jóvenes compararse a si mismo con los mas viejos. El crecimiento es un proceso, y cada parte del proceso es vital.
Me doy cuenta de que conforme obedezco a Cristo y no me preocupo por compararme con otros cristianos, disfruto más la vida cristiana.
(1) Oración tomada del folleto de Bill Bright, “¿Has hecho el maravilloso descubrimiento de la vida llena del Espíritu Santo?” (San Bernardino, CA: Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, 1966), p. 12.